lunes, 31 de enero de 2011

Roger Balet

Percepción

Siempre existen personajes llamativos en la historia. Algunos quedan encerrados adentro de los libros, viven para siempre. Algunos están presentes en su obra, en algo que hicieron. Unos tienen historias interesantes, otros vivieron situaciones muy extrañas.
Roger Balet se encontraba en España. Cuando corría el mes de septiembre de 1906 consigue embarcarse hacia el continente americano, objetivo que perseguía hace tiempo. Según cuenta una guía turística uruguaya, Roger Balet desembarca en Montevideo por error, pensando que se encontraba en Buenos Aires. En la capital de la banda oriental le va mal, termina durmiendo a la intemperie.
La misma guía turística cuenta también, que mientras estaba en una plaza, un maestro de escuela se le acercó. Nadie puede negar que siempre es probable que un maestro o cualquiera se nos acerque. Lo extraño es que aquel maestro, después de conocer la historia del en aquel entonces joven Balet, le regala dos pesos de oro. Eran épocas aquellas, en las que dos pesos eran suficientes para comer y comprar un pasaje a la Argentina.
En 1915 fundaría en Buenos Aires el bazar Dos mundos, que ostentaría en 1934, además de su casa matriz, otras 22 sucursales, contando con una en la ciudad de Montevideo. Se sabe que este ya adulto comerciante español, acostumbraba donar juguetes todos los días de reyes en hospitales y asilos.
Pero Roger Balet nunca olvidaría aquel gesto generoso de un maestro Uruguayo. Por eso, en algún momento,  decide donar al Uruguay diecinueve escuelas, una para cada departamento. Admirable gesto que no llegaría a concretarse del todo, porque a nuestro querido comerciante no le alcanzó la vida para ello. Le faltaron dos. Hoy en Uruguay, siguen existiendo diecisiete escuelas construidas por Roger Balet.

domingo, 30 de enero de 2011

Manufactura del sorbete

Proceso

Con excepción de aquellos que por vivir en el campo bombean agua manualmente, los condenados a vivir en los distintos niveles de alienación urbanística, desde los pueblos chiquitos, hasta las grandes metrópolis, tomaron alguna vez algún líquido bebible, a través de ese artilugio tan útil como descartable. El sorbete. También conocido como pajita. Los hombres de campo, así también como las paisanas y los niños de ambos sexos se sirven del mismo principio para tomar mate. Pero aquí explicaremos como se fabrica un sorbete, una bombilla es víctima de otro proceso fabricatorio.
Existen, en África septentrional, unos campos de arena desértica propicios para la siembra de una extraña especie botánica. Se trata del arbusto de las guirnaldas plásticas. Una pequeña planta verde, que produce anualmente una incontable cantidad de palitos cilíndricos de plástico. Este extraño fruto derivado del petróleo, suele tener unos veinte a veinticinco centímetros de largo, con diámetros que oscilan entre los tres y seis milímetros. Por su tamaño y forma, resulta la materia prima ideal para la fabricación de sorbetes.
Una vez realizada la cosecha, no es necesario dejar estacionar el producto, ya que a diferencia de todas las demás materias primas vegetales conocidas, esta es de plástico. El proceso de fabricación consta de tan sólo dos etapas. El ahuecamiento de la pajita y su posterior embalaje. La tarea de envolver los sorbetes, uno a uno, primero en sus típicos papelitos blancos y luego en cajas para la venta, es la principal fuente de trabajo de la gente de la zona. El ahuecamiento en cambio, no representa ninguna considerable estadística. Es realizado por la más grande colonia de hormigas entrenadas.
Millones y millones de estos artrópodos trabajan sin parar, construyendo túneles de una punta a la otra de cada fruto. Consiguiendo así el tubito hueco útil como sorbete. No existe ningún antecedente conocido en que una colonia de hormigas haya sido entrenada para la fabricación de ningún producto. Algunos han oído hablar a Biro acerca de la posibilidad de entrenar a una hormiguita para ajustar un tornillo inalcanzable, pero aún siendo cierto no se habría tratado de una colonia.

sábado, 29 de enero de 2011

Babel

Divague

Es hora de demostrarle a dios de lo que estamos hechos. Es tiempo de que, como superprimates que somos, concretemos algunos objetivos audaces, que habiendo fracasado en su primer intento no volvieron a intentarse. Llegó el momento de la venganza. Nos tomó siglos volver a entendernos, traducir una lengua a otra después de que el rey del universo, sintiéndose incómodo ante aquel gran atrevimiento arquitectónico nos condenara a la más infinita confusión comunicacional.
En la antigüedad los arquitectos no iban a la universidad, los materiales no eran de gran calidad. Los hombres aún eran demasiado monos. Pero hoy, cuando ya han pasado más de dos mil años desde el nacimiento terrestre de dios, estamos en condiciones de lograr lo que antaño no conseguimos. Pero no hay que hacerlo de la misma forma. Si aquellos hombres que nunca viajaron en avión intentaron hacer una torre de debilísima delgadez que alcanzara el cielo, nosotros, hombres que sabemos manejar computadoras, tenemos que construir en el cielo una ciudad completa.
Babel será una ciudad de ensueño. Una ciudad en la que todos caminarán por la calle con su tanque de oxígeno y una buena cantidad de hojas de coca en la boca, para evitar el apunamiento. Una metrópoli nunca imaginada por la ciencia ficción, en la que no harán falta los sistemas acondicionadores de aire, porque todo estará congelado. Una ciudad sólo para los que deseen estar por encima de las nubes.
Aprovechando las enormes montañas del Himalaya, rellenando con hormigón el espacio entre sus picos, conseguiremos disponer de un emplazamiento para Babel a 8800 metros. Una vez lograda la nivelación del terreno, se procederá a la construcción de las primeras casas. La cantidad de material para rellenar semejante volumen de espacio se obtendrá dinamitando la Cordillera de los Andes, haciendo uso de toda la arena del desierto de Gobi, hidratando la mezcla con el agua del Océano Índico.
Alguien sugirió construir la ciudad sobre una plataforma metálica que hiciera equilibrio sobre la cima del Everest. Si bien se ahorrarían gran cantidad de recursos naturales, se descartó por cosiderarse muy peligroso. El estudio de impacto ambiental asegura que el peso del hormigón no alcanza a mover el centro de gravedad del planeta lo suficiente para que este se salga de su orbita.

miércoles, 19 de enero de 2011

Chofer sin caramelos

Ficción

El hombre era chofer. Manejaba un colectivo de una línea identificada con 3 dígitos decimales, todos distintos, dos de ellos mayores a cinco. Vehículo pintado de ese color tan asociado a los autos italianos. Transitaba a lo largo de la avenida empedrada de un bulevar, sólo hasta que dobló. La nueva calle ofrecía una vieja carpeta asfáltica.
El colectivo rojo hacía todo lo que hacían los colectivos. Paraba cada dos cuadras dejando bajar y subir pasajeros. Arrancaba con impaciencia, sin dejar que la gente suba del todo. Cuánto, preguntaba el chofer, una y otra vez. Venía el momento del sacrificio. Uno a uno, los pasajeros, depositaban en una máquina sus monedas, esas que tanto les había costado conseguir. Eran épocas de escasez de dinero metálico.
A dónde terminarán todas esas monedas, se pregunta el pasajero del fondo. Pensó que en aquellos tiempos, haciendo caso a eso de que el tiempo es dinero, con los esfuerzos que había que realizar para conseguir monedas, robar el contenido de una de esas máquinas sería sin duda un golpe millonario. Ahí nomás planificó su próximo asalto.
Pero esta no es la historia del pasajero del fondo, es la historia del colectivero. Y justo en ese momento, habiéndose encendido el semáforo en rojo, el chofer detuvo el vehículo y salió en dos pasos y un salto. Se acercó a un kiosco. Pidió unos caramelos. El señor de las golosinas lo miró con desconfianza, confirmó su temor cuando vio el billete. Inmediatamente, movió la cabeza. No tengo monedas, le dijo.

jueves, 13 de enero de 2011

Dakar extremo

Noticia Cierta

Se acerca el final del rally Dakar, que una vez más se lleva a cabo en territorios argentinos y chilenos. Difícil era imaginar que este particular evento deportivo, carrera que antes de mudarse a Sudamérica recorría Europa desde París y cruzaba con audacia el desierto del Sahara, encontraría tanto en Argentina como en Chile, etapas de extrema dureza.
El desierto de Atacama, el cordón montañoso de la cordillera, los distintos paisajes de ambos países, han presentado grandes dificultades para todos los corredores. El experimentado Carlos Sainz da cuenta de ello. Él, que en la edición 2009 abandonó en territorio catamarqueño, sufrió nuevamente en los alrededores de Fiambalá este año. Aquella vez cayó en un cañadón sin poder evitarlo, ayer por un momento quedó estancado en una loma. Quizás sea porque la puna catamarqueña no sólo es transformada por el viento, cosa común también en los desiertos de África, sino también por el agua. Sea como sea, parece ser un territorio sumamente difícil de transitar.
Así que uno debería pensar dos veces antes de ir hacia el extremo oeste de Catamarca, ese lugar inhóspito que algunos consideran similar a otros planetas. Lugar en que María Eugenia Farías encontró una vez, en la Laguna Diamante, una especie de tapete de organismos vivos, que consiguen sobrevivir a las condiciones más extremas conocidas en el planeta, similares a las que se supone existirían hace 3500 millones de años, haciendo frente a una exagerada radiación ultravioleta, la escasa cantidad de oxígeno, mucha sal y una sobredosis de arsénico.

Papas noisette

Intento Fallido

Esas papas fritas de amigable redondez tienen un gusto especial. Tan especial que quise hacerlas un día para almorzar. No sabía cual era el procedimiento, fui lo bastante soberbio como para no averiguarlo de una fuente fiable. Recordé como eran, me arriesgué a hacerlas solo. Pensé que la forma más apropiada de obtener esferas de un tubérculo deforme era hacer puré. Así que pelé unas papas, las corte un rato, las herví bastante. Cuando estuvieron hechas, después de deshacerme del agua transmisora de calor, las pisé. Y después de esperar un rato que se enfríen, con paciencia, acomodé sobre la mesa humildes filas y columnas de bolitas de puré de papas. Cuando las vi formadas, como si de un pelotón de infantería se tratase, me emocioné. Calenté una buena cantidad de aceite. Esperé que alcanzara buena temperatura con impaciencia. Mi envidiable almuerzo estaba cerca, comería como los dioses. Tomé una de aquellas bolitas y la acerqué al aceite. La solté. Floto un instante mínimo con ruido a fritura. Se desintegró. Lo único que obtuve fue puré frito. Comí ensalada.

viernes, 7 de enero de 2011

Hay churros

Metanoticia

En algún momento del verano, en una localidad de la costa atlántica.
Como cada verano, los churros invaden la playa. Hasta el momento, ningún estudio científico explica por qué es el churro, y no ninguna otra factura, el gran protagonista del verano. Ese trozo de masa frita, esa estrella transformada en prisma mediante extrusión, a veces relleno con dulce, a veces sólo espolvoreado con azúcar, invade toda localidad costera.
Si bien no existen cálculos precisos, gracias a la estimación realizada por un veraneante cualquiera, pudo saberse que la cantidad de calorías que circulan por la playa vestidas de churro son inverosímiles. Al sentarse en la playa, uno puede escuchar los gritos de al menos tres churreros por minuto a lo largo de la tarde, uno o dos durante la mañana.
Aceptando el promedio de dos churreros por minuto entre las 11.00 y las 17.00, se deduce fácilmente la cantidad de 120 pasadas de churrero por hora. Considerando que estos vendedores ambulantes van y vienen, podemos suponer que el mismo churrero pasa más de una vez por el mismo lugar. Así podemos reducir nuestra estimación a 40 churreros por hora.
El veraneante cualquiera, autor de esta estimación, asume que cada uno de esos que los ofrecen a gritos, recarga su canasta o carrito una vez por hora. Considera además que cualquier churrero debe llevar consigo unos 48 churros al iniciar el recorrido. Mediante el uso de la operatoria matemática básica, en seguida sabemos que en una hora, circulan por la costa de una única localidad 1920 churros. Alcanzándose durante el día la enorme cantidad de 11.520 trozos de masa frita.
Siguiendo con la matemática, como cada churro tiene 65 calorías, la cantidad de energía alimenticia contenida en los churros durante una jornada de playa asciende a 748.800. Esperamos que las autoridades pongan de inmediato el foco en la problemática de la invasión del churro y así puedan evitar la inevitable obesidad consecuente. Algunos dudan de que los 11.520 trozos fritos sean ingeridos. Se sabe que la cantidad de 748.800 calorías sería suficiente para alimentar a un deportista de alto rendimiento que pesara 22.691 kilogramos o a 37 equipos de voleibol profesional y un equipo de fútbol cinco.

miércoles, 5 de enero de 2011

Destello vial

Ficción

Era una de esas ciudades con muchos embotellamientos. También variados accidentes viales. Estos últimos ocurrían en momentos o lugares en los que no había embotellamientos. Es que para producirse un accidente, los vehículos deben estar en movimiento.
Toda ciudad busca reducir esa molesta estadística que son las muertes por accidentes de tránsito. Estudian la implementación de multas, programas de educación vial, secuestran vehículos o prohíben el alcohol. Pero aquella ciudad se tomaría las cosas demasiado en serio.
Algún loco de esos que trabajaban en la municipalidad concibió un plan drástico y terrorífico, asquerosamente efectivo. Nunca se supo bien por qué, pero los responsables no se opusieron a implementarlo, quizás porque de tanto calor se les habían hervido las neuronas. La idea era tan tremenda que requirió una reforma de los derechos constitucionales, que contra todos los pronósticos, se realizó muy rápidamente.
En el transcurso de seis meses, se colocó en todo vehículo público y privado un dispositivo electrónico, un detector automático de contravenciones. Dispositivo que gracias a un sistema de posicionamiento global sabía exactamente a dónde se encontraba el vehículo, contando también con un mapa inteligente que juzgaba las maniobras en tiempo real. Cada vez que el conductor metía la pata, sonaba una alarma.
A partir de la puesta en marcha del sistema, la ciudad se transformó en una cajita de música de dimensiones cósmicas. Podían oírse alarmas todo el tiempo, por todos lados. Algunos opinaron que el artefacto era demasiado exagerado, tomando como contravenciones ciertas maniobras para nada ilegales. El sistema parecía estar fracasando, los políticos temieron lo peor.
Tanto dinero había invertido la municipalidad en ese artilugio inútil, que ya no había posibilidad de dar marcha atrás. Reconocer el fracaso del sistema representaba un costo político descomunal. Los conductores de la ciudad seguían manejando tan mal como antes. Decidieron recurrir a un violento manotazo de ahogado.
A lo largo de dos breves meses, se realizó en cada rodado motorizado una ridícula modificación del sistema. La molesta y chillona alarma fue reemplazada por una bomba de explosivo plástico. Cuando los conductores sepan que corre riesgo su propia vida respetarán las normas de tránsito, dijeron los políticos.
El día en que se puso en marcha el explosivo detector automático de contravenciones, la ciudad fue un show de fuegos artificiales.

martes, 4 de enero de 2011

Eclipse

Noticia Cierta

Cuarto día del año 2011.
Aquellos que se encontraban en el norte del continente africano, o estaban durmiendo en tierras europeas mientras América seguía a oscuras, pudieron contemplar el primer eclipse parcial del año. Parcial porque para los de las ubicaciones más favorecidas, solo pudo nuestro satélite ocultar al Sol en un 75%.
Hecho astronómico particular que ocurre en repetidas ocasiones a lo largo del tiempo, aunque sin ejercer gran justicia para con los habitantes del planeta. Los habitantes de las zonas más alejadas del centro de un planisferio clásico (de esos que dibujan a Europa en el centro) parecen sentir que la cantidad de oportunidades de divisar eclipses importantes es menor para ellos.
Si se da una hojeada a la lista de los próximos eclipses totales, puede verse que la sensación de los alejados del centro, al menos en el caso de los sudamericanos es infundada. Al reciente eclipse total ocurrido el 11 de julio de 2010 y visto desde el Océano Pacífico, Chile y Argentina, se sumarán en los próximos años y para los mismos espectadores, los eclipses del 22 de febrero de 2017, 2 de julio de 2019, 14 de diciembre de 2020 y el del 2 de octubre de 2024.
Parece estadísticamente probable que cualquier habitante del extremo sudamericano pueda disfrutar de al menos uno de estos espectáculos astronómicos, ya que sería mucha mala suerte que en su ciudad, pueblo o rancho, coincidan todos por ocurrir en día nublado.

lunes, 3 de enero de 2011

Superhéroe mecánico

Ficción

Los padres de Agustín se las habían arreglado bien. De a poco consiguieron que el niño de los superpoderes entendiera que no era como los demás. Además de las clases de lengua y matemática, su madre desarrolló un programa de ejercicios para que Agustín aprendiera a controlar su fuerza. Para cuando cumplió diez años, sabía escribir, sumar, restar y podía jugar a la pelota con sus vecinos sin reventarla.
Cuando sus padres empezaban a tranquilizarse creyendo que había pasado lo peor, Agustín comenzó a hacerse preguntas de una inobjetable profundidad ética y moral. Y reflexionando solo, en el jardín de su casa, llegó a la misma conclusión que todos los demás superhéroes de la historia. Él tenía un don y tenía que usarlo para ayudar a los demás. Infinita nobleza la de Agustín, aunque intelectualmente, aún no estaba preparado para asumir su compromiso con el mundo. Sabía sumar, restar, leer y escribir, pero eso no alcanzaba para decidir con madurez cuándo y dónde intervenir.
Así fue como durante su primera semana de trabajo resultó odiado por gran parte de los mecánicos de la ciudad. Es que cuando leía en la carrocería de un remolque la palabra auxilio se lanzaba al rescate del vehículo, creyéndolo secuestrado por el conductor. Al cabo de seis días, todo chofer de un remolque terminó atado en un poste de luz por algún lado. Agustín se llevó volando los remolques libres. Los amontonó al sur de la metrópoli.

sábado, 1 de enero de 2011

Rotación pirotécnica

Metanoticia

En ocasión de celebrarse el final del año 2010 y el comienzo de 2011, hechos que casualmente ocurren en el mismo momento, aunque muchos intelectuales discutan incansablemente acerca de a cuál de los dos años pertenece ese ínfimo instante que cambia los números, y aún proponiendo algunos que esa porción no mesurable de tiempo no pertenece ni a uno ni a otro, se dio a conocer un estudio que confirma qué tan beneficiosa resulta la rotación terrestre durante los festejos.
Sabido es que las sucesivas vueltas que da nuestro planeta sobre su propio eje, no sólo permiten dividir el tiempo en días y nos dan ocasión para dormir, sino también consiguen que en la totalidad de su superficie esté plasmado en todo momento un día completo. Mientras alguien ve el amanecer en un punto, otro ve el atardecer. Mientras alguien cena, otro almuerza. De no girar eternamente, nuestro planeta condenaría a las luciérnagas a vivir en un solo hemisferio.
Además de estas ventajas, que se disfrutan durante todo el año, un estudio realizado en algún lugar sugiere que la rotación terrestre es la que permite el uso masivo de la pirotecnia como entretenimiento. Según los resultados de algunos experimentos de laboratorio pudo saberse que si el año nuevo ocurriera simultáneamente en todo el globo, la energía liberada por todos los cohetes y cañitas voladoras conseguiría aumentar la temperatura de la atmósfera en un grado centígrado.
Divergentes opiniones existen acerca de cuáles serían las consecuencias de ese mínimo aumento de temperatura, de escasa inercia térmica. Mientras los más optimistas sugieren que no sería suficiente para producir una cambio perceptible, los pesimistas más exagerados creen que ese grado solito podría ser capaz de derretir una porción de los hielos polares suficiente para que los menhires de la Isla de Pascua floten a la deriva.