jueves, 29 de septiembre de 2011

Telecrimen

Ficción

Buenos días, mi nombre es Sebastián y lo llamo para ofrecerle un nuevo servicio. Eso es lo que dijo el empleado. Sólo eso. Aunque no era la primera vez.
Joaquín ya había atendido ese llamado y empezaba a creer que no iban a dejarlo en paz. La primera vez, había corrido a atender el teléfono creyendo que se trataba de la chica del bar. Hola, dijo intentando no demostrar nerviosismo. Nada. Hola, pronunció ya sin poder ocultar los nervios. Un segundo más tarde conocía la voz de Sebastián.
Con paciencia, Joaquín prestó atención al empleado que le ofrecía un nuevo servicio de esos que no necesitaba. Dijo que no. Volvió a la mesa de la cocina y sacó el saquito de la taza de té. No llegó a tomarlo todo antes de que volvieran a llamarlo. Otra vez Sebastián, para ver si seguro que no.
Ahora suena el teléfono otra vez. Ahí está Joaquín. Se levanta y se desplaza hacia el teléfono con rapidez. Dejame tranquilo de una vez, grita llenando de saliva el micrófono. La chica del bar se queja y cuelga indignada.
La cara de Joaquín se transforma. Ahora se va a ir enojando de a poco. Va a buscar su primer teléfono celular, uno de esos que pesan un kilo. Actuará como el mejor detective privado. En unos días localizará a Sebastián.
En este momento se encuentran. El empleado ofreceservicios no lo reconoce, aunque se siente algo incómodo. Vengo a darle mi teléfono, susurra Joaquín con una extraña serenidad, por la cabeza.
No debe haber muchos homicidios como este. Nunca pensé que en una cabeza pudiera haber tanta sangre.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Primer aniversario

Noticia Cierta

Hoy se cumple un año desde aquel día en que, en algún lugar de esa virtual red planetaria hecha de computadoras, nació Percepciones de la Ignorancia. Durante los últimos doce meses, este espacio de catarsis expresiva permitió a Rodrigo Valla publicar distintos textos, siempre acompañados por coloridos dibujos.
A esos escritos que originalmente se organizaban en cuatro categorías (Percepciones, Intentos fallidos, Noticias ciertas y Divagues), con el tiempo se le fueron sumando nuevos disparadores (Ficciones, Metanoticias, Trasgresiones, Procesos y Hechos).
El pasado 14 de abril Percepciones de la Ignorancia amplió su búsqueda literaria en la más famosa red de microblogging, desarrollando los géneros del relato microscópico y la definición ficticia. Además, su autor retomó la producción de dibujos digitales.
Un año es una porción de tiempo suficiente como para hacer un balance. Percepciones de la Ignorancia ha crecido paulatinamente y culmina su primer año de existencia con ciento once textos publicados, a los que se suman ochenta relatos microscópicos y cuatro series de dibujos.
Consultado de manera muy personal, por él mismo, Rodrigo Valla mencionó que está conforme con la repercusión de Percepciones de la Ignorancia. Creo, dijo sereno, que haber alcanzado las tres mil trescientas páginas vistas no está mal, aunque reconoció que son muchos los blogs que presentan esa cantidad de tráfico en un mes o incluso una semana. Recordó también la importancia que tuvo para Percepciones de la Ignorancia la nominación para los Premios Revista de Letras.
Cuando se le preguntó por el futuro, Rodrigo aclaró que continuará trabajando en lo que él considera un proceso de búsqueda creativa, con intenciones de profundizar un estilo propio y crecer como artista. No desaprovechó la oportunidad para sorprendernos con un nuevo proyecto. Creí que la mejor manera de festejar el cumpleaños de Percepciones de la Ignorancia, dijo, era Vanguardia Ficticia. Al parecer será un espacio para divulgar la obra de los artistas ficcionales más revolucionarios.

martes, 20 de septiembre de 2011

La realidad y el aplauso


Percepción

A veces, si tengo alguna razón para hacerlo, voy a un concierto. Para los que no suelen ir, un concierto es un evento durante el cual, alguien o álguienes tocan algo de música. Este tipo de eventos puede ocurrir en lugares diversos, desde teatros a iglesias, desde parques a cruceros.
Esta vez fue en una iglesia. Una orquesta tocó. El católico edificio le hizo eco. No dejo que ningún sonido sucediera de forma independiente. Todos, hasta los más breves, fueron condenados a chocarse contra sí mismos mientras revotaban en las paredes.
Al terminar el concierto reflexioné. No. No acerca de la reververancia, eso me tiene sin cuidado. El aplauso del público despertó mi interés. Es que a esta altura estoy convencido de que existe una sociedad secreta que se dedica específicamente a incitar el aplauso antes de que la música termine. Haciendo que cualquier obra musical sufra un final paradójicamente inconcluso.
Acaso tan importante es para el público hacer saber que se da cuenta de que la obra está a punto de terminar. Tan grande es la necesidad de adelantarse a la conclusión predecible pero necesaria de la música. Quizás el público se sentiría alagado si hubiera otro público que los contemplara contemplando y los aplaudiera por darse cuenta con tanta facilidad cuándo termina la música.
No es algo que me guste. La música, para terminar, necesita perderse de nuevo en el silencio. Sin embargo no puedo evitar reconocer que el aplauso es muy necesario. Ese ruido de palmas, el mismo que destruye la obra musical justo antes de que termine, es el que asegura que la realidad continúe. Porque esa debe ser la verdadera función del aplauso, destruir la fantasía efímera de la música, para que el mundo siga su curso.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Asesinato evolutivo

Metanoticia

Desde algún lugar de Sudáfrica.
Los antropólogos del mundo están conmocionados por el reciente hallazgo, en una cueva sudafricana, de ciertos restos fósiles escandalosamente parecidos a nosotros. Se trataría de una nueva especie de homínido, que entre otras cosas, habría caminado erguido.
Los huesos están en muy buen estado. Tan bueno que podría pensarse que no están muertos. Los científicos, consultados por la prensa internacional, a la que no le entraba en la cabeza que un par de huesos de hace dos millones de años se encontraran en condiciones, explicaron que se habían mantenido así debido a que los cuerpos a los que pertenecían, cayeron en una cueva profunda. Habrían fosilizado en pocas semanas.
Una mayor polémica despertó la propuesta de los descubridores de la nueva especie. Aseguran que el Australopithecus sedib a, podría ser el eslabón que una a los Australopithecus con el Homo erectus. Si esto fuera cierto, el Homo habilis dejaría de ser nuestro tatarabuelo.
Muchos paleontólogos se muestran incrédulos. Si bien aceptan, que la nueva especie encontrada en la región de Malapa, es un hallazgo importantísimo para la ciencia, no creen que pueda asegurarse que se trate del eslabón que une a Australopithecus con Homos.
En el otro extremo se ubica la opinión de un antropólogo noruego, autor de un artículo publicado en una revista de gran prestigio. Según su teoría, considerando la morfología del cráneo de la nueva especie, es posible que el sedib a hubiera evolucionado en un homínido muy superior al ser humano. Por esta razón, el homo habilis, que justo estaba de paseo por Malapa, habría empujado a los pobres australopithecus sedib a la cueva, para así asegurar un lugar de privilegio para su descendencia.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La vibración

Ficción

El tiempo pasa hasta para los violines. Violines como los que construye Andrés. Luthier que en este mismo momento tiene a este violín, no a cualquier otro, en sus manos y listo para que suene. Largas semanas transcurrieron mientras era armado, mientras se secaba cada capa de barniz al aceite. Es sabido que el barniz al alcohol seca mucho más rápido, pero a Andrés le gusta que su obra crezca de a poco.
Ahora lo vemos, ya listo. Ostentando además de esa tastiera negra siempre tan cautivadora, un bonito cordal de palisandro que hace juego con las clavijas. Pero no nos damos cuenta de que está terminado por las clavijas. Es porque ya tiene el puente y las cuerdas puestas.
Andrés empieza a afinar las cuerdas y el violín se siente un poco incómodo. De repente es sometido a fuertes y extrañas tensiones. Siente cosquillas y hasta algunos dolores. Teme por su vida. Sospecha que quizás la tensión pueda quebrarlo. Se consuela sabiendo que tiene alma.
Cuando la relación interválica está correcta y la primera cuerda suena como un mi y la segunda como un la, la tercera como un re y la cuarta como un sol, Andrés mira su obra terminada con curiosidad. Es que si bien él mismo ha realizado cada una de sus partes, no puede imaginarse como va a sonar.
El sonido es atroz, todo el barrio se asusta. El violín siente ganas de suicidarse. Sáquenme el alma así me parto al medio, quiere gritar. Por lo que suena casi podría asegurarse que no se trata de un instrumento musical. Pero podemos quedarnos tranquilos. No todo Luthier es violinista.
Cuando al día siguiente, por la tarde, Daniela vaya de visita al taller de Andrés, se escucharán otras cosas. Ella no puede tallar una tapa, pero sabe tocar. Entonces, acomodará el violín bajo su mentón y pedirá un arco prestado. Resonará el primer pasaje del concierto de Bruch.