viernes, 18 de enero de 2013

Máquina de hielo

Proceso

Merece la pena detenerse en la fabricación de esos cubitos de hielo que vienen en grandes bolsas para meter en barriles llenos de botellas. Es que se trata de un producto que habiendo sido producido por miles de empleados casi esclavos durante años, hoy se produce con la más alta tecnología y métodos automáticos.
Hace ya tiempo que la planta de estos cubitos de hielo dejó de ser un congelador gigante en el que miles de operarios llenaban y vaciaban cubeteras, de esas que tienen un palito en el medio y hacen hielo tubular. Los dueños de la fábrica quisieron modernizarse y por eso consideraron otros procedimientos.
Pensaron, en algún momento, en poner todas las cubeteras en el suelo y rociar la planta con nitrógeno líquido, congelándolo todo al instante. Pero era un poco peligroso y además necesitaban continuidad en la línea de montaje.
Así fue como se decidieron por el mecanizado. Hoy el proceso de producción comienza en una gran pileta llena de agua a la que se mantiene bastante fría, entre 5 y 10 grados. Por uno de los extremos, se conecta a unos rodillos super fríos que van chupando agua. Así se obtiene, por extrusión, una barra continua de hielo de 7 centímetros de espesor por 2 metros de ancho. Luego se cortan bloques de 6 metros de largo con los que continúa el proceso.
Se los coloca en unas mesas muy grandes y ahí mismo, con gran velocidad, una fresa con control numérico computarizado, come todo el hielo que sobra dejando por cada placa, unos 4800 cubitos cilíndricos con un agujero en el medio. En seguida el producto es envasado en las tradicionales bolsas de hielo y el material sobrante, que se derrite lentamente (porque en la fábrica siempre está prendido el aire acondicionado) es llevado en unas carretillas hasta la pileta, aprovechándose el agua en su totalidad.
La próxima vez que compren una bolsa de hielo, sepan que muchos de esos cubitos son reciclados. Gran compromiso ambiental el de esta fábrica.

martes, 8 de enero de 2013

Ojos telescópicos

Hecho

¿Tienen todo listo para el viaje? Vamos, que no podemos llegar tarde. Los viajes en el tiempo son muy complicados. Tenemos que retroceder cuatrocientos tres años. ¿Todos tienen los documentos? Yo sabía que íbamos a salir a cualquier hora.
Acá estamos, en Europa. Año 1610, 8 de enero. Tardamos tanto en comenzar el viaje que nos falló la sincronización. Se suponía que llegaríamos ayer, 7 de enero, por la mañana. Pero hicimos un viaje más corto. Ya no podremos ver a nuestro perseguido científico mirar por el telescopio. Vamos a buscarlo para que en persona nos cuente qué descubrió. ¿Alguien sabe a dónde vive? Lo suponía. Vamos a caminar todos juntos que seguro lo cruzamos. Es cuestión de estadística literaria, los personajes siempre se encuentran.
Allá está, gritémosle. Galileo, Galileo Galilei. Ahí se dio vuelta, corramos. Hola, es un gran honor conocerlo. ¿Ustedes quiénes son? Somos curiosos que venimos desde muy lejos, queremos que nos cuente qué fue lo que vio ayer con su telescopio. ¿De dónde sacaron esas ropas? Son trajes tradicionales chinos (mejor no explicarle lo del futuro y todo eso). Bueno, todavía no sé bien qué descubrí. Miré para allá, señaló con el dedo bien estirado, y pude ver unas estrellas, todavía no sé bien si son tres o cuatro. Lo extraño es que no están quietas, giran alrededor de Júpiter (si le contamos lo del bosón de Higgs le explota la cabeza).
Acaba usted de realizar un descubrimiento que quedará en la historia de la ciencia, lo felicitamos. ¿Por qué tiene esa cara de preocupado? Es que siempre que uno descubre algo nuevo tiene que ponerle nombre. No se me ocurre ninguno, creo que les pondré Júpiter I, II, III y IV. Parecen nombres un tanto aburridos. Mejor nosotros lo ayudamos. ¿Se les ocurre algún nombre? Europa. Vos sí que sos original. Calixto. Ese suena bien. Ío. ¿Te agarró hipo? Ganímedes. Ahí están los cuatro, ¿Qué le parecen Galileo? Mejor que se llamen un, dos, tres, cuatro.
Bueno, tenemos que irnos. Esperamos que pueda hacer grandes avances a partir de estas últimas observaciones. ¿Sabe a dónde está el aeropuerto? ¿Cómo dice? Perdón, es que se me escapó una palabra en chino. Suerte Galileo, que le vaya bien.
Linda aventura. Aunque la próxima vez espero que ninguno se olvide los documentos. ¿Que cuántos años de vida le quedan a Galileo? Se va a morir justo un 8 de enero, pero dentro de treinta y dos años, o hace trescientos setenta y uno.