viernes, 28 de junio de 2013

Ondas vs. meniscos

Divague

Nadie hubiera podido predecir las terribles consecuencias que ocasionarían los teléfonos celulares en las rodillas humanas. Es que el cambio de conducta que provocan los nuevos inventos y el avance de la tecnología no siempre puede predecirse.
Habrán notado ustedes que la gente que hoy circula feliz, caminando con teléfonos inteligentes entre sus manos, hace tiempo dejó de caminar derecho. Pensarán inicialmente que no tiene importancia. Que da lo mismo caminar en línea recta que dibujar ondas sinusoidales en el suelo. Pero no es así.
Aún cuando descartemos el problema de los impactos intercorporales, me refiero a las personas que se chocan unas con otras por tener la vista fija en una pantalla táctil y no mirar hacia dónde van, el incremento de la distancia caminada es notable.
Es de público conocimiento que la trayectoria más corta entre dos puntos es la línea recta. Claro que algunas películas de ciencia ficción han sugerido que en realidad la mínima distancia entre dos puntos es siempre cero porque es posible curvar el espacio y cerrarlo sobre sí mismo. Ahora bien, si un individuo de sexo cualquiera camina mirando su teléfono, desviándose de la recta periódicamente tan sólo cinco centímetros a cada lado, y lo hace con una longitud de onda de veinte centímetros, el incremento de la distancia recorrida es del cincuenta y siete por ciento. Puede calcularse fácilmente recurriendo a la famosa fórmula que reza pi por diámetro.
Esto es bastante terrible si se asume que una persona promedio que antes caminaba unos 360 kilómetros al año, hoy recorre más de 560. Sin duda, este hecho provocará una aceleración considerable del desgaste de los meniscos, esos cartílagos que tenemos en la rodilla. Quizás en unos años, no alcancen los cirujanos y traumatólogos.

jueves, 27 de junio de 2013

Manual slide show

Proceso

Debido a que el acceso a portarretratos digitales y computadoras aún no es total, creo importante diseñar un método que permita realizar una de esas presentaciones en que las fotos pasan de a una, pero con fotos comunes y corrientes de las que se imprimen en papel.
Aunque imprimir fotos no es precisamente barato, siempre cuesta menos que un portarretratos digital o una computadora. Así que lo primero que hay que hacer es imprimir un conjunto finito de fotos, porque un conjunto infinito ocuparía tanto lugar que no entraría en ninguna casa.
Deben tener todas el mismo tamaño y es recomendable que tengan la misma orientación, esto evitará tener que rotar las fotos repetidamente. Entonces sólo hay que apilar las fotos y colocarlas, una a atrás de la otra, en un estante o una repisa.
Ahora sólo queda poner en funcionamiento la presentación. Tras calibrar su reloj, el dueño de casa tendrá que acercarse a la pila de fotos una vez por minuto tomándolas con sus manos y pasando la primera al último lugar. Esto produce una presentación secuencial que dura la cantidad de fotos multiplicada por un minuto. Para lograr duraciones más amplias existen dos posibilidades. La primera consiste en imprimir más fotos del mismo tamaño y la segunda en cambiar la foto con intervalos más largos.
Con este incómodo método, que implica el sacrificio de uno de los habitantes de la casa, quien queda condenado a correr hasta donde estén las fotos una gran cantidad de veces por día, logramos que las presentaciones secuenciales de fotos superen las crueles limitaciones digitales y puedan adornar la vida aunque no tenga electricidad.