jueves, 30 de septiembre de 2010

La mentira fraccionaria

Divague

Fui víctima de una gran mentira. Fuimos víctimas. De chicos nos proponen un ejercicio matemático. Sumamos un tercio, más un tercio, más un tercio. ¿Qué obtenemos? Un entero, o sea 1. No nos parece una operación difícil, vivimos tranquilos. Más tarde nos enseñan los números decimales. Nos pone contentos poder dividir 5 en dos mitades, es algo nuevo para nosotros. Para que no creamos que se trata de algo distinto, algo que no tiene relación con el pasado, nos enseñan a transformar los números con coma en fracciones y las fracciones en números con coma. Seguimos viviendo tranquilos. La vida transcurre y nosotros terminamos el colegio. Empezamos la facultad o no la empezamos. Trabajamos o no trabajamos. La gran desilusión se avecina. Aburridos repasamos esos ejercicios de la escuela primaria y pensamos: un tercio, más un tercio, más un tercio, es igual a 1. Como tenemos tiempo seguimos. Un tercio en números decimales es 0,333... Y 0,333... más 0,333... más 0,333... es igual a 0,999... Y así nos damos cuenta de que nos mintieron toda la vida.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Día del Inventor

Noticia cierta

Aprovechando la excusa surgida de la fecha, ya que este 29 de septiembre, como el anterior y el próximo se celebra en Argentina el día del inventor, no está de más prestarle atención a las cosas. Sí, las cosas. Todas fueron inventadas por alguien. Y más allá del tan afamado bolígrafo, producto del trabajo mental y práctico de Lazlo Biro, cuya fecha de nacimiento se volvió motivo de festejo desde hace ya varios años, nos podemos tomar un ratito para husmear en los orígenes de todas las herramientas que usamos. Desde la rueda hasta el helicóptero, de la tijera a la computadora, donde uno mira hay un invento. Y si no hay invento, hay problema. ¡Eureka! Aquí esta la parte más interesante. Porque lo divertido de encontrar un problema, es inventar la cosa. Todos los inventos comienzan así. Es más, todos los inventos fueron inventados por personas normales. Porque hasta que inventaron por primera vez no eran inventores. Y hasta que cosecharon el éxito comercial, desconocidos. Así que este 29 de septiembre todos hagamos el intento de inventar algo.

Aquellos que tengan interés pueden visitar la Escuela del Sol (Cramer 450, Ciudad de Buenos Aires) este sábado 2 de octubre de 2010. En donde, a las 15.00 hs. se llevará a cabo la exposición de inventos de la Escuela Argentina de Inventores. Para los atrevidos que tengan entre 6 y 16, el sábado 9 de octubre está la Olimpíada Argentina de Inventiva.

sábado, 25 de septiembre de 2010

La inexistencia del círculo

Intento Fallido

Hace muy poco aprendí la demostración del teorema de Pitágoras. Se la mostré a un amigo. Me desafió a calcular la superficie de un círculo sin recurrir al famoso número griego. Garabatié en una hoja y otra, un rato y otro. En el camino diseñé un método para calcular la superficie de cualquier polígono regular a partir de la sumatoria de los triángulos formados por las diagonales y los lados (las porciones de pizza). Me dije que el círculo es un polígono regular de infinito número de lados. Apliqué mi fórmula para calcular su superficie. Como el número de lados era parte de la fórmula me vi obligado a escribir un ocho acostado en la ecuación. Me acorralé a mi mismo. O bien la superficie de todo círculo es igual a infinito, o bien la superficie de todo círculo es igual a cero. Me quedo con la última opción, por ser más poética. Una falacia.

Arco de caña

Intento Fallido

Tras haber realizado el curso de iniciación de arquería en el club universitario, uno queda con ganas de soltar flechas. Para soltar flechas, necesita un arco. Un arco, sale caro. Gracias a la inflación y otras razones externas uno se las arregla. Me fui a comprar una caña al Tigre, y muy bien acompañado. Una vez en casa la puse al fuego, solita se barniza. La corté y lijé. Por último até dos tiras como había concebido en mi cerebro. Aprendí a trenzar la cuerda, porque sin cuerda el arco no funciona. No me salió en el primer intento, pero lo logré antes de envejecer. Y llegó el momento en que pude tensar el arco. ¡Me olvidé las flechas! Tuve que seguir trabajando. Pronto estuve listo. Colgué una alfombra en el fondo de mi casa y le apunté. Liberé la flecha... se cayó ahí nomás.