viernes, 27 de enero de 2012

Por la ventana

Percepción

Muchas veces vas a poder pasear por las calles de Buenos Aires. Vas a ver un montón de basura en el suelo. Y te vas a hacer la pregunta. ¿De dónde sale tanta basura? Algunos suelen decir que no hay suficientes tachos de basura. Pero eso es ridículo. No conozco estadísticas internacionales pero estoy convencido de que ninguna ciudad en el mundo tiene dos, tres o cuatro tachos de basura por cuadra como Buenos Aires.
Hace unos días, mientras viajaba en un colectivo, fui testigo de un hecho que respondió esta pregunta. Sin duda, ahora vivo mucho más tranquilo. Ya no me hago tantas preguntas. ¿Ves a esa madre en el asiento de adelante? Claro, no la ves. Imaginatela, por favor. Ahora sí. La madre tiene al lado un nene. Su hijo, sí. Acaban de comer un caramelo. El nene tiene el papel en la mano. Como si no supiera bien que hacer con él.
La madre está revisando ahora su cartera. Parece que encuentra mucha basura. Varios papeles inútiles. Viviendo en Buenos Aires es fácil estimar su composición. Una mitad de volantes, de esos que te dan en la calle y muchas veces agarrás aún sabiendo que no te sirven, un tercio de papeles de caramelo y lo que queda, son comprobantes de alguna compra.
Hasta este renglón, primero del cuarto párrafo, suponés que nos encontramos ante un ejemplo cívico. Un porteño que se guarda la basura y no la tira en la calle. Estoy por pedir un aplauso para ella, pero justo ahora arroja todos los papeles que tenía en la mano. Veo como vuelan hacia el suelo de la calle, ya lejos del colectivo. No nos olvidemos del nene. Sigue con su papel en la mano. Pero ahora ya sabe qué hacer. Estira la manito, casi no llega. Consigue soltar su papelito fuera del colectivo.
Definitivamente, esto es educación. Ahora entiendo por que pagamos los impuestos. Para contratar ejércitos de barrenderos. ¡Qué generosos! Es una buena manera de generar empleo. Debemos ser una raza profundamente evolucionada. Es como si en nosotros, los argentinos, se hubieran combinado las mejores características genéticas de los inmigrantes europeos y los aborígenes asesinados.

martes, 24 de enero de 2012

Boeing PUM

Hecho

Desde este momento, y hasta tanto culmine la lectura de este texto o renuncie a concluirla, usted se encuentra viviendo el mes de enero de 1966. No cualquier día de enero, el vigésimo cuarto. Además está sentado en el cordón montañoso cuyo máximo exponente es blanco y casi alcanza los cinco mil metros sobre el nivel del mar. Los Alpes son bonitos, aunque ahora usted siente un poco de frío. No se apoye en la nieve sin guantes por favor, puede congelársele la mano. Mire conmigo para aquel lado. Hacia allá. Sí, sudoeste. Está a punto de ver un espectáculo terrible. Supongo que escucha ese sonido. Sí, es un avión. No, no es un Airbus. Ahora, en la década del sesenta, Boeing es más común. Es el más grande que hay hasta ahora. El 707. Claro, tiene cuatro motores. Este que escuchamos es un vuelo de una aerolínea india. Póngase este auricular. Usted póngaselo. ¿Entiende el idioma? Bueno, le traduzco. Básicamente, lo que está pasando es que el piloto cree estar a cierta altura y los muchachos de la torre de control le están diciendo que está bastante equivocado. Ahora se supone que el piloto va a corregir su posición y nos va a pasar justo por encima. Nos va a dejar sordos, pero usted no va a poder creer lo que ve. Debe estar incómodo ahí sentado, el glaciar de Bossons es un poco duro. Mejor sentémonos en la cumbre. Ahí está el avión. Vio que grande es. Sí, es cierto. No viene muy alto que digamos. Sí, puede ser peligroso. ¡Agárrese fuerte!
No pudimos verlo de tan cerca. Se despedazó bastante lejos. Tiene razón, chocó contra el glaciar justo donde hasta hace minutos usted estaba sentado. Por suerte nos movimos. Entiendo. Le pido disculpas, no es muy lindo viajar en el tiempo y el espacio para ver morir a más de cien personas, pero me pareció un hecho histórico de interés. Está bien, sólo deme unos renglones más para terminar el texto. Si cambia de opinión, el 6 de marzo nos podemos juntar de nuevo para ver otro 707 estrellarse contra el monte Fuji.

viernes, 20 de enero de 2012

Inconsistencia

Intento Fallido

Me dispongo a escribir aunque sea unas líneas nuevas, para publicar justamente aquí mismo. Estoy tan escaso de ideas que recurro a la historia, buscando algún hecho sucedido en el pasado que sea suficiente inspiración. Encuentro un suceso de gran interés. Se trata del hallazgo en una mina sudafricana del diamante más grande de la historia. Piedra preciosa de unos 600 gramos despedazada por la corona británica para ser incrustada en varias joyas reales.
Me entero del evento histórico a través de la enciclopedia virtual más famosa y me preparo a publicar un pequeño texto el día de hoy. Pero cuando leo un poco más, noto un error temporal intolerable. Me gustaría publicar un texto pero no puedo estar seguro de cuándo hacerlo. Es que para la súper enciclopedia, el diamante Cullinan fue hallado a cuarenta kilómetros de Pretoria, tanto el 20 de enero de 1906 como el 25 de enero de 1905.
Ya no puedo saber cuándo debería publicar aquí ese texto inspirado en este diamante que nunca fue escrito. Pero lo más grave es que este descubrimiento accidental, que pone al desnudo una despreciable inconsistencia de la mega enciclopedia, produce en mi cerebro un pequeñísimo protón de desconfianza. Ya no sé, si a partir de hoy, voy a poder leerla con tanta soltura. Quizás ahora, tenga que revisar todo lo que dice.

viernes, 6 de enero de 2012

Crítica estática

Percepción

Muchas veces se habla de críticas constructivas. Opiniones, porque eso son, que señalan inconsistencias o aspectos por mejoras en alguna cosa. Suelen ser muy útiles, aunque siempre hay que tener en cuenta quién las realiza. La virtud de este tipo de críticas es que son cinéticas. Me refiero a que producen movimiento. Uno puede hacer algo. Un objeto, un trabajo de tipo teórico, puede escribir un cuento o dibujar un retrato. Quien realiza un trabajo nunca puede ser objetivo. No porque no lo intente. Quien hace algo conoce la totalidad del proceso y eso no le permite contemplar aquello que hace por primera vez. Así que es muy difícil para quien hace algo conocer su efecto en un primer encuentro.
La crítica cinética nos hace ver cosas que no podemos ver por nosotros mismos, nos permite revisar aquello que hacemos. Opiniones que mantienen el movimiento, eso son. Ahora bien, en el caso del arte existe la crítica estática. La opinión tajante. No me gustó, podemos decir. Y está bien, porque de eso se trata el arte. Uno está frente a la obra y sabe qué siente con ella. Según qué sensaciones nos despierta nos gusta o no. Lo que pasa es que no tiene mucho sentido compartir esto. Me refiero a que no ganamos nada con decir, esto me gusta o esto no. Porque no estaríamos haciendo otra cosa que detener el movimiento. La obra está ahí. Podemos verla, intentar entenderla, buscarle más de un sentido. En cuanto tenemos claro lo que nos pasa con ella, el movimiento se detiene, para nosotros. Así que podríamos no decir me gusta o no. Así los demás siguen moviéndose con ella, mientras pueden.