sábado, 26 de febrero de 2011

La maratón hipnótica

Metanoticia

Hace pocos días se puso en marcha, en la ciudad japonesa de Osaka, la primera maratón robótica de la historia. Cinco máquinas bípedas comenzaron a dar vueltas alrededor de una pista a la que, para completar los cuarenta y dos kilómetros del recorrido, tuvieron que darle cuatrocientas veintidós vueltas.
Sólo uno de los cinco participantes mecánicos no pudo completar la prueba. Los otros cuatro habrían cubierto la distancia total, aunque algunos lo habrían hecho con un poco de ayuda para levantarse cuando se caían o con el cambio de baterías si se cansaban.
Aunque lo más increíble de este evento electrónico y deportivo, fue el estado hipnótico en el que quedó el público de la platea cuando el robot que llevaba la delantera completó la centésima tercera vuelta. Todos quedaron quietos, con los ojos abiertos, incapaces de pronunciar palabra. No hablaban, no prestaban atención. Respiraban relajadamente.
Debido a que los especialistas recomendaron no trasladar a los espectadores en ese estado al hospital, todos permanecieron el resto de la prueba en sus sillas. Cuando los cuatro audaces artilugios mecánicos dieron por terminada la maratón, se procedió a intentar despertar a los espectadores.
Lamentablemente, han fracasado todos los métodos tradicionales. Los especialistas han dado palmadas frente a los ojos de los hipnotizados, han chasqueado dedos y hasta les han dado cachetadas. Dado que la platea debe ser usada para albergar al público de un partido de tenis de mesa, los médicos decidieron poner a prueba el último recurso.
Durante las próximas horas, los maratonistas electrónicos, deberán dar las mismas ciento tres vueltas que hipnotizaron al público, pero en sentido contrario.