sábado, 23 de abril de 2011

Colchón de espuma

Proceso

Muy extendido en el mundo occidental es el uso del colchón para dormir. También se usa para otras cosas, pero sobre todo para dormir. Existen varios tipos de colchones, siendo algunos una ostentación artesanal y otros un alarde de la técnica. Pero no nos vamos a ocupar hoy de esos colchones llenos de resortes ni tampoco de esas bolsas de tela llenas de agua. Nos ocuparemos del colchón de espuma y de cómo consiguió un hombre aprovechar el fruto de esa extraña planta que es la espumun fruticam.
Aunque muchos arriesgan que esta extraña planta con frutos de goma espuma es oriunda de la isla de la Atlántida, no existe evidencia histórica que defienda este delirio. La mayor parte de los botánicos están de acuerdo en que los primeros ejemplares de la espumun aparecieron en las costas tropicales de América y África durante el paleolítico. Los científicos sostienen que se trataría de una especie surgida a partir de la evolución de las poríferas, vulgarmente conocidas como esponjas marinas. Ignoran cómo hicieron para salir del agua.
Aun sin poder confirmarse, se estima que el hombre comenzó a cultivar esta extraña planta en el siglo XVI en algunas colonias africanas. Claro que para ese entonces sólo aprovechaban las hojas, con las que hacían unas ensaladas riquísimas. El extraño fruto esponjoso no les resultaba útil ni se arriesgaron a ingerirlo. Es que venía con una etiqueta que alertaba de su toxicidad en varios idiomas.
Fue en 1893 cuando Sir Mister Goma, un hombre rico que se había instalado en el Congo, pensó en utilizar el fruto de la espumun, que mostraba unas propiedades amortiguadoras sin iguales, para la fabricación de colchones. Y el 10 de noviembre vendió el primer colchón fabricado por Goma Incorporated.
Los primeros colchones producidos por la empresa de Sir Mister Goma eran confeccionados con tela y rellenados con miles de trozos del extraño fruto, aunque posteriormente, el noble diseñó un proceso de fabricación muy superior. Logró, utilizando matrices de madera y mucho fertilizante, que los frutos de sus plantaciones de espumun fruticam crecieran con la forma y el tamaño de un colchón de una plaza. Así, a partir de 1896, lo único que tuvo que hacer fue forrar el producto.