martes, 22 de mayo de 2012

Doblar volando

Hecho

No hace tanto frío por estos lados. Estamos justo al lado de dos señores vestidos a la antigua. Y no es que estén fuera de moda, somos nosotros los que acabamos de forzar las propiedades del tiempo y reaparecimos en 1906. Nos sobra el abrigo que trajimos desde el hemisferio sur. Lamentablemente, no encontramos el perchero ni tenemos un inglés de principios del siglo pasado fluido como para preguntarle a alguien dónde está. Es más, si supiéramos donde se encuentra, quizás no nos animáramos a colgar nuestras camperas sintéticas junto a semejantes sobretodos. Ni que hablar de los sombreros.
Los dos señores están tranquilos, es que no saben que hoy es un gran día para ellos. Están a punto de confirmar un paso importante en su lucha por hacer posible que el ser humano viaje por el aire. Orville y Wilbur hace años que vienen haciéndose tiempo para diseñar un aeroplano eficiente. Podría decirse incluso, que desde hace unos años, arreglan cada vez menos bicicletas. Más bien usan el taller para construir aparatos enormes con alas. Ya pasaron más de dos años desde que volaron por primera vez el primer prototipo con motor. Aunque parezca imposible, ellos mismos hicieron el motor. Armaron toda una estructura con madera de pino y la cubrieron con tela de algodón, para después ponerle encima una buena cantidad de metal, pistones y cilindros.
A esta altura no tienen que demostrarse nada. Ya han volado ese prototipo y otros también. Lo que esperan ahora, es un trámite burocrático. Es que varios meses antes de volar el primer prototipo, los hermanos Wright presentaron una solicitud de patente para un novedoso sistema de control de vuelo que probaron en un rústico planeador. Ellos no están apurados, pero la historia debería estarlo. No es difícil entender lo ridículo que podría ser para un estado, otorgar la patente a Orville y Wilbur cuando ya existan los vuelos comerciales.
Oímos a alguien que viene corriendo. Se asoma por la ventana y les grita a los señores vestidos de época. Ya está, les grita en inglés desactualizado, les otorgaron la patente, 821393. Suficiente para un 22 de mayo. Podemos volver a nuestro tiempo aunque nos cueste entender por qué una patente trae un número de teléfono.