viernes, 24 de febrero de 2017

El apuro

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La costa argentina da al mar como muchas otras. Sin embargo no tiene aguas cálidas y la arena se calienta tanto con el sol que no se puede caminar tranquilo. Dos individuos ya han pasado todo el día en la playa sin ponerse pro­tector solar en ningún momento. Podríamos pensar que están lo­cos pero convengamos que hay pocas explicaciones para las que­ma­duras por la radiación solar. Hace unos años el problema era que a la capa de ozono se le había hecho un flor de agujero pero hoy está bastante recuperada. Eso sí, si te quedás al sol todo el día terminás con que­ma­duras de primaria completa (de séptimo grado). ¡Nos han mentido! Nuestros padres no usaban ningún ungüento y se ponían rojos como tomates. El sol no estaba más cerca de nuestro planeta en los setenta. ¡Y nosotros aguantando la crema!
Quizás por eso estos dos individuos no usan. Aunque es cierto que visten bastante cubiertos. Han recorrido grandes áreas de la playa durante el día. Deben haberse desplazado más de diez kilómetros. La soltura con la que lo hicieron nos habla de un envidiable estado físico. Pero hay algo que com­par­tirán con todos los hombres y mujeres en la playa. En cuanto lleguen al lugar en donde vayan a dormir mantendrán una encarnizada lucha para definir quién se baña primero. Si recorremos las playas argentinas con atención cuando la jornada se termina y paramos la oreja seguro escucharemos discusiones familiares con tamaños proporcionales a la cantidad de sus miembros. Yo me bañé último ayer, diría un adolescente en un médano. Que me toca a mí, que le toca a él, que me quiero sacar la arena… Cosas así. Así que para saber si estos dos seres vivos que estamos observando viven juntos sólo tenemos que esperar a ver cómo emprenden la retirada.
Hay turistas con aguante. Nos toca esperar y soportar bastante viento. Ya hace frío. Desde que nos detuvimos a estudiarlos no han dicho una sola palabra. Habrá que estar atento al lenguaje corporal. ¡Ahí está! Se mueven muy rápidamente. Despegan. Y emprenden un vuelo veloz a casa. El que llega primero, se baña primero.